- Entonces ¿Qué es la muerte? - Yo, yo soy la muerte. Ya te lo había dicho cuando pasé por ti, hace unos 3 años y te lo repetí hace apenas un ratito. - Sí, yo sé que tú eres la muerte, desde pequeños sabemos quién eres, no entiendes, digo que¿qué es morir?, ¿qué es la muerte pues? ¿Si me entiendes? - Haces muchas preguntas viejo, y claro que te entiendo, no es la primera vez que me lo preguntan y lo que te puedo decir es que, si lo quieres saber, cada quien recibe una respuesta diferente, porque cada quien lo ve de maneras diferentes. - Pero algo si es claro, todos nos petateamos y luego estamos aquí contigo. ¿Verdad? - Sí, todos se petatean... Hubo un largo silencio entre los dos... - ¿Ya quieres irte? -apresuró la muerte - Nah, vamos a a quedarnos otro ratito, quiero ver si viene mi compadre a darme el último adiós. - En realidad, es muy probable que se vuelvan a saludar muy pronto.... -¿Neta? Pobre compadre, el que siempre se cuida, come sano, hace deporte y así -Pero también sie
Sin duda alguna uno de los recuerdos más vívidos que tengo de mi abuela Eva, es ese que sucedía no tan a menudo como yo hubiera querido, el despertar; después der que mi madre nos dejara en su casa para que más tarde nos mandara a la escuela, y ella pudiese irse a trabajar, con el olor de esas gorditas de azúcar que ella preparaba con gran habilidad, y es que sin duda no he probado algunas más sabrosas que las de ella. Era la mejor manera de levantarse, muchas veces antes de un grito porque ni siquiera el abundante aroma de la harina dulce cociéndose nos levantaba, pero estoy seguro que era ese olor el que me invitaba a abrir los ojos para rápidamente sentarme a la mesa y comer algunas de esas delicias, mis favoritas eran con mantequilla y estaban tan calientitas que ésta se derretía y se absorbía en la delgada masa que adquiría una sensación húmeda que provocaba una explosión de sabor en la boca, claro que no faltaba que las pudiésemos comer con frijolitos machacados, que si algui